sábado, 14 de noviembre de 2015

Factorio


A partir de la entrada que escribí sobre Amnesia: A Machine for Pigs ya os di a conocer mi predilección por la revolución industrial y en especial, por las grandes y hermosas máquinas y cadenas de producción que tantos avances tecnológicos han conseguido y tanto dolor han repartido a los pobres infelices que, sin otra alternativa posible, les ha tocado vivir en una de las épocas más crueles y horribles del sistema capitalista occidental.

Lejos de empezar a lamentarnos por el dolor de nuestros abuelos y parientes de más avanzada edad, me gustaría tratar en la entrada de esta semana todo lo que hace de esta época algo muy especial para mí: La rama más puramente logística y organizacional que resume con gran práctica todos y cada uno de aquellos aspectos beneficiosos para la Humanidad a largo plazo.

Sindicatos, luchas por determinados derechos, racismo, injusticia y medio ambiente son realidades que no nos interesan hoy y que no aparecerán en uno de los juegos indie que mas me han atraído de los últimos años, centrando todos los buenos aspectos de una de las épocas más importantes de los últimos siglos para el completo disfrute de aquellos que quieran explotar los grandes aspectos de la revolución industrial. Estamos hablando, no de otro, sino del gran y mismísimo Factorio.

Cuando hablamos de indies de mundo abierto, los primeros juegos que nos vienen a la cabeza son Minecraft y Terraria, ambos con la envidiable capacidad para entretener a pequeños y no tan pequeños con sus modos creativo, supervivencia o con una infinidad de mods que conseguirían enganchar al más reticente del género.

Una de las cualidades que más respeto en Minecraft es, aparte del modo creativo y de la imaginación de sus usuarios, el curioso sistema de circuitos que, gracias a una extraña piedra roja llamada rotundamente Redstone, el juego es capaz de crear.

Las posibilidades que ofrece esta piedra llegan a ser incontables, limitadas únicamente por la imaginación de los usuarios, construyendo circuitos eléctricos que en una gran cantidad de ocasiones, harían envidiar al más enterado del mundillo. Desde sistemas de apertura de puertas hasta calculadoras simples han sido creados a partir de este curioso invento, pasando por minijuegos enteramente creados a partir de bloques y piedra roja.

Sin duda alguna, sus propios creadores nunca se llegaron a imaginar la gran repercusión que este pequeño aspecto de su propio juego llegaría a tener a nivel jugable, y lo que consistía en una pequeña actualización dedicada a implementar circuitos básicos para las tareas más corrientes, ha acabado consistiendo en uno de los pilares mas importantes para el jugador especializado o hardcore, interesado en la parte más compleja de uno de los juegos más simples y famosos de la actualidad.

La logística de la redstone ha sido profundamente explotada a lo largo de los años, y acaba siendo un añadido más que los jugadores más casuales normalmente no se preocupan en profundizar, tocando solamente la pequeña punta del iceberg, dejando en manos de otros la creación de compleja maquinaria y copiando únicamente aquel sistema que tal o cual persona ha conseguido crear.

¿Y porque este pequeño discurso sobre la redstone, de un juego sobre el que ya hemos oído hablar millones de veces? Muy simple: La creación de circuitos, el diseño de mecanismos y la creación de sistemas complejos forman el esquema principal de Factorio, no de una manera esquemática, conceptual y detallada como los circuitos eléctricos de Minecraft, sino de una manera mucho más utilitarista, cogiendo las ideas típicas de un sanbox en tercera persona y aplicando la más pura ciencia logística.


Picar hierro, introducirlo en un horno, sacar el hierro fundido, trabajarlo hasta convertirlo en una viga, y con ella, fabricar la estructura que deseamos puede parecer una tarea aburrida y complicada. Y de hecho, así es, pero... ¿Y si conseguimos automatizar el proceso para que cada minuto, el juego automáticamente nos proporcione una viga? ¿Y si conseguimos que la misma creación de estructuras también se automatice? ¿Y si maximizamos el proceso de creación de vigas para que la creación de estructuras sea cada vez mas rápida? Una vez estas preguntas se han propuesto, podemos alejar la mirada y comprender el esquema general que este curioso juego nos propone.

El objetivo de Factorio se podría resumir en expandir la industria y tecnología del jugador de un modo extensivo, pero sin embargo, el objetivo real y práctico acaba siendo investigar todas y cada una de las materias disponibles en los laboratorios para aumentar nuestro abanico de máquinas u otorgar algún tipo de beneficio pasivo a nuestro personaje, como aumentar el daño que producen sus balas, conseguir nuevas armas o diseñar armaduras más resistentes.

El problema no acaba siendo otro que la imposibilidad de realizar estos avances por cuenta propia, sino a partir de la producción de unas pequeñas botellas que necesitará el propio laboratorio para seguir investigando, dependiendo siempre del grado de dificultad de estudio de la materia. En la producción de dichas botellas estará el intríngulis de la cuestión, pues si bien las botellas rojas serán relativamente fáciles de producir, con las azules lloraremos lágrimas de verdadero sudor y sangre. ¿Y si se nos acaban los materiales para seguir produciendo? ¡Ay, amigo mio!


Si bien en un principio las cadenas de producción son sencillas y fáciles de diseñar, a medida que pasen las horas y el jugador comprenda las ideas básicas, pasará sin darse cuenta del simple y típico sistema de recogida de materiales a la producción a gran escala, entrando de lleno en la gran complejidad logística que poco a poco va poblando el mapa.

Máquinas, máquinas, y más máquinas empezaran a surgir de todas partes, y la magia empezara a fluir por la mente del jugador. Esto va aquí, esto va allá, con esta cadena de montaje consigo un material, con esta otro, y finalmente... ¡Las uno en una pequeña fábrica y ya tengo el objeto que deseaba! La capacidad para enganchar al jugador es sublime, y ante las imágenes que en esta entrada aparecen, es normal sentir un poco de intimidación, pues aunque los límites de Factorio son muy grandes, todas las piezas de este terrible rompecabezas se han ido poniendo poco a poco y una detrás de otra.

Las máquinas disponibles a nuestro alcance serán muy cuantiosas, y los peligros de la región, mayores aún. A medida que aumente nuestro territorio, también aumentará la contaminación que produzcamos, incitando a todas las bestias de la región a atacar la posición que con tanto cariño hemos explotado y vaciado de recursos. No os preocupéis, porque para los menos arriesgados hay una opción dedicada a cambiar el comportamiento de estas criaturas, volviéndolas pasivas y dejando que nuestro ritmo de crecimiento no se vea afectado por fatídicos encuentros.


Después de unas treinta horas de juego, a día de hoy sigo con las mismas ganas del primer día, explotando, aumentando la producción, y lentamente, aproximándome hacia el final del juego, hacia la ultima creación, hacia las estrellas. Esta claro que no todo el mundo es un fanático de este tipo de temáticas, ni tiene esa pequeña pizca de autismo que a veces, los que gustan de este tipo de juegos creen tener, pero pese a todo, sigo creyendo que se trata de un gran juego que, al menos, merece la pena probar.

Actualmente los desarrolladores están preparando una de sus últimas actualizaciones antes de sacar oficialmente el juego al mercado, ya que aún sigue en estado de beta, pero se prevé un lanzamiento en Steam muy próximo. Su precio es relativo, y dependiendo de lo que quieras pagar por él, puedes conseguir unos u otros beneficios que, a decir verdad, tampoco son para tanto. Además, también posee un modo multijugador que personalmente no he probado, pero que me gustaría intentar algún día.

Como fanático de la revolución industrial, la logística y las cadenas de montaje, sinceramente, yo no puedo pedir nada más. Aquí os dejo su página web.

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