jueves, 3 de mayo de 2012

Katawa Shoujo


De la mano de Four Leaf Studios, nos llega esta novela visual sobre chicas discapacitadas, un drama bastante original que nos pone en la situación de Hisao, un chico con problemas cardíacos que, después sufrir un infarto en el momento en que una chica llamada Iwanako se le declarase, entra en una escuela especializada en chicos y chicas con problemas físicos.

En un principio, es bastante común que viniendo de un estudio formado en /a/, y tratando los temas que trata, pensar que la novela sea bizarra, sucia y cargada de contenido sexual alternativo. Pero muy lejos de ello, nos presenta un drama normal y corriente, sin demasiadas escenas fetichistas ni extrañas. Intenta ser una novela típica, normal, que no sobresale en nada más aparte de la característica común de todas las chicas jugables, tener algún tipo de discapacidad.

El tema principal de la novela es el día a día en la escuela, interactuando con las seis chicas principales. Dentro de una atmósfera enteramente japonesa, nuestro protagonista tendrá que hacer todas las cosas típicas del período estudiantil nipón, como hacer exámenes, entrar en un club, asistir a festivales, ayudar en el consejo estudiantil... Cosas que no controlaremos nosotros, que irán apareciendo en la vida del protagonista dependiendo de nuestras decisiones con las chicas. Si nos apegamos a una, nos arrastrará al consejo estudiantil, y si nos apegamos a otra, nos meterá en su club, en el cual iremos descubriendo todo el universo que la rodea.

Al principio de cada acto, podemos ver una escena cinematográfica algo cutre que nos introduce en la trama de cada una de las chicas. No son gran cosa, pero algo es algo, menos da una piedra.


Algo que me ha sorprendido bastante al jugar ha sido la temática del argumento, pues esperaba que las diferentes historias se centrasen en torno a las discapacidades de las chicas, y no es así. La mayoría de ellas las ha superado y hacen lo único que pueden hacer en estos casos, mirar hacia adelante y superar sus posibles traumas. Algo que realmente me gusta, pues a nuestro protagonista le dan igual esas cosas y trata a las chicas con toda la normalidad del mundo. Misteriosamente, cada una de ellas va acompañada de otra, que ofrece la perfecta contraposición. La muda con la extrovertida, la que no tiene piernas con la que no tiene brazos y la que tiene un trauma por tener una cicatriz en una mitad de su cuerpo con la ciega.

Pese a tener cinco rutas diferentes, el argumento de cada una de ellas me ha parecido básicamente el mismo. Hablar con la chica en cuestión, llegar a ser su novio, afrontar un problema relacionado o no con la condición física o psicológica de la chica y solucionarlo, ningún elemento fantástico ni giros argumentales. Ninguna ruta sirve para enlazar a las demás, todas van separadas y no tienen nada que ver entre ellas.


Tampoco es un drama duro, no consigue derramar lágrimas ni tocar la fibra sensible del lector, simplemente cuenta una historia y en ella vemos como nuestro protagonista finalmente consigue o no a la chica.

Para mí, la mejor ruta ha sido la de Rin, la única que me ha parecido algo diferente a todas las demás, junto al interesante tema del arte que rodea todo su arco. Nos hablan sobre el arte moderno, de la percepción de la gente para captarlo y el problema de plasmar aquello que sientes para hacer que el resto de personas lo sienta también al ver aquello que has creado. Hanako también me ha gustado mucho, pero más por el personaje que por la historia, al igual que Akira, aunque esta última no tenga ruta y las ocasiones donde podemos verla se pueden contar con las manos.



Una de las buenas cosas de la novela es su narrativa. Al estar hecha por anglosajones, la calidad es alta. Utiliza palabras medianamente complicadas para describir algunas escenas, algo que se aprecia realmente desde el punto de vista inglés, pero que pasa normalmente por alto en otros idiomas, como el nuestro.

En cuanto a la música, entra dentro de la normalidad. Ni es buena, ni mala. No cansa, pero tampoco aburre. Es uno de esos aspectos que caracteriza mucho la idea de esta novela. No sobresale en nada pero a su vez tampoco resulta molesta y no da en absoluto la impresión de estar mal hecha. Exactamente igual que su duración, ni demasiado larga, ni demasiado corta.

Una de las cosas que me han gustado realmente es la posibilidad que nos da su apartado configurador. Podemos escoger escenas para verlas separadas, escuchar pistas musicales e incluso quitar el contenido erótico. Algo que hará las delicias de aquellos que no disfruten de estas escenas e imágenes, pudiendo leer la historia tranquilamente sin tener que comerse los dibujos subidos de tono.


Básicamente, se trata de una novela dentro de la normalidad, que está bien para haber sido creada enteramente por personas de distinta nacionalidad a la japonesa. Adecuada para pasar el rato, pero que tampoco levanta pasiones, intenta ser un drama pero no acaba de llegar a ese punto sentimental que haría llorar al más blandengue. Recomendada para gente que no tenga otra cosa más que hacer, pues aún estando bien redactada y elaborada, no llega a alcanzar el nivel del resto de novelas creadas por japoneses, pero que tampoco duele a la vista, aunque a veces pueda resultar un poco pesada y repetitiva.


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